El alimento para el alma

Dios conoce la fragilidad del ser humano para seguir en una actitud de insistencia cuando no hay recompensa por ello o no se reciben los frutos esperados; es por eso que Él mismo debe participar en nuestra relación matrimonial.

Por que el halla esposa halla el bien de Dios y esta completo, se realiza como varón, como hombre, y como padre.

Cuando ambos cónyuges se esfuerzan por acercarse a Dios, también se acercan el uno al otro. Ilustrémoslo.

El matrimonio no es sólo un asunto de conveniencia sino de obediencia; y no depende de cómo caen las cartas sino de cuánto estamos dispuestos y decididos a trabajar para su éxito

 No debemos ver a los hijos como una carga o como una responsabilidad demasiado difícil de asumir